viernes, 12 de diciembre de 2008

MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA

Víctor Manuel Palacios Sosa
Soy licenciado en administración de empresas, y aunque he realizado algunos trabajos de esa área, no he hecho una carrera de administrador en alguna empresa, al menos fuera de la docencia.
He ocupado algunos puestos directivos de alguna escuela, pero sobre todo me considero y quiero seguir siendo PROFESOR.
En mi primera casa tenía un profesor de filosofía y otras cosas, que además era mi padre, Ahí llegaban otros profesores, que eran algunos de sus compañeros de escuela. También llegaban por ahí alumnos de ellos que con el tiempo llegaron a ser verdaderos amigos de sus mentores.
Uno de estos colegas de mi padre me invitó a dar clases de matemáticas en una escuela secundaria, algo así como ser un profesor adjunto. En virtud de que mi quehacer se limitaba en ir al tercer semestre de la facultad de administración, y en virtud de que no me venía mal algún dinero, acepté.
Al principio todo transcurrió muy bien, las matemáticas me gustaban, preparaba mi clases aceptablemente y mientras yo le explicaba al grupo, el maestro titular estaba presente en el salón de clases.
Después de algo así como medio año, el maestro titular dejó de estar presente en el aula y ahí comenzó un enorme sufrimiento para mí que se podría resumir en el pensamiento que tenía de día y de noche: “¿Por qué tengo que soportar a estos barbajanes de mis alumnos? la verdad es que no tengo necesidad de aguantarlos” Pero que yo mismo resolvía con este otro pensamiento “Pero… ¿Por qué me voy a dejar dominar por estos “enanitos” que lo único que quieren es fastidiarme?” Este terrible dilema lo resolví por orgullo y sigo de profesor desde aquel lejano 1973
Otro factor que influyó en mi decisión fue que en el último año de mi carrera universitaria, algún maestro nos encargó un trabajo sobre algún problema de México y dados los antecedentes… se me hizo fácil hacer el trabajo sobre la educación. La verdad que ese “trabajo” me comprometió con una labor docente más consciente.
Me gusta mucho ser profesor, me siento útil, servidor de mis semejantes que al igual que todos los demás humanos algún servicio me prestan, pero nunca he estudiado una carrera relacionada con la docencia.
Considero que la docencia en el nivel medio superior es lo apropiado a mis circunstancias (...tal vez), creo que ser profesor de otro nivel como la secundaria demanda más juventud y frescura de las que ahora poseo, pero también creo que la experiencia humana que ahora tengo puede ser más útil en jóvenes de nivel medio superior.
Las más grandes satisfacciones las he recibido cuando me entero por un tercero que mis ex-alumnos comentan que se acuerdan de mí y que, lo que aprendieron cuando caminamos juntos les ha servido para la vida. Otro motivo de satisfacción es que he aprendido de maestros más viejos que yo, por ejemplo a “oír a los alumnos” a percibir que desean, cuales son sus necesidades y conectar todo eso con el servicio que yo les proporciono.
Un gran motivo de insatisfacción para mi es la devaluación de la profesión magisterial. Un arquitecto puede realizar obras grandiosas y bellas, útiles, pero un profesor es constructor de humanos, claro con el respeto a la libertad de esos humanos, pues es un constructor que sólo ayuda a sus propios alumnos a construirse a sí mismos.
A pesar de esa grandeza, cuando otras personas saben que me dedico a ser profesor, algunos muestran desencanto, es como si pensaran “pobre no pudo ser administrador de empresas y por eso se ha dedica a ser aunque sea profesor”.
Pero aún así, deseo seguir siendo profesor y colaborar con mi trabajo en la dignificación del gremio.

1 comentario:

LILIANA LG dijo...

Hola Victor...
Bueno, pues al leer como has llegado a ser un docente, que yo diria un muy buen docente, lo puedo resumir a como he dicho, "los docentes del nivel medio superior, somos docentes por azares del destino" y nos hemos forjado en el camino.

Gracias por compartir parte de ti.
Seguiremos en contacto.
Liliana LG.